
Tartamudez en niños: diagnóstico, tratamiento y consejos para familias
La tartamudez es un trastorno del habla caracterizado por interrupciones involuntarias en la fluidez del habla. Este problema, también llamado “disfemia”, puede manifestarse en formas diversas: alteraciones inadecuadas en la fluidez del habla, repetición de sílabas o palabras, prolongaciones de sonidos, pausas frecuentes en el habla…
La tartamudez en niños suele aparecer entre los dos y los cinco años. No hay una causa única a la que atribuirlo, sino que son varios los factores que pueden resultar en tartamudez en edades tempranas, desde una predisposición genética hasta las mismas condiciones de vida en que la persona desarrolla su capacidad verbal. Si bien muchos niños pasan por una etapa de tartamudeo que se resuelve naturalmente, en otros casos el problema persiste en la adolescencia y edad adulta.
Diagnóstico y tratamiento de la tartamudez en niños
Un diagnóstico temprano de la tartamudez es esencial para el futuro del menor, de modo que es importante estar pendiente de las posibles señales de alteración y saber distinguir entre errores normales en la fluidez y los que pueden indicar una tartamudez potencial. En general, entre las faltas de fluidez que pueden indicar un posible tartamudeo encontramos las siguientes:
- Repeticiones de sonidos o sílabas
- Repeticiones de palabras cortas
- Palabras partidas
- Prolongar un sonido durante varios segundos
- Movimientos tensos asociados a la producción del habla
- Bloqueos o silencios tensos y prolongados en mitad de una frase
Si percibe estas disfluencias de manera frecuente en el habla de su hijo o hija, póngase en contacto con un especialista en trastornos de la comunicación para salir de dudas. Es conveniente acudir lo más pronto posible, sobre todo en edades tempranas, antes de que las disfluencias se consoliden en el habla del pequeño. El logopeda emitirá diagnóstico una vez haya evaluado la producción comunicativa del menor en diferentes contextos, para poder determinar la severidad del trastorno y proponer el tratamiento más adecuado.
Los tratamientos y estrategias que se suelen emplear en sesiones logopédicas para la tartamudez en niños incluyen:
- Terapias del habla, en las que se aprenden técnicas para mejorar la comunicación oral y disminuir la tensión física al hablar.
- Técnicas de relajación y prácticas respiratorias, que mejoran la coordinación fono-respiratoria de la persona tartamuda.
- Orientación y pautas para la familia y el entorno
Consejos para familias
La involucración de la familia y el entorno del menor es esencial para lograr que el tratamiento de la tartamudez logre los mejores resultados. Para ayudar a la persona afectada a conseguir una comunicación más fluida, los siguientes consejos pueden orientar a las familias a adaptar sus conductas:
- Lo más importante es no interrumpir cuando una dificultad se está produciendo, ni terminar la frase en su lugar.
- No impacientarse ante el tartamudeo, ni mostrar preocupación o frustración. Es importante no transmitir desagrado cuando el tartamudeo se produzca.
- Hablar naturalmente, de forma pausada y estableciendo contacto visual, fomentando la escucha activa. Es importante fomentar situaciones comunicativas relajadas en que el niño se sienta cómodo.
- Leer cuentos en voz alta resulta ventajoso, ya que promueve la conversación y ejercita la fluidez.
- Es recomendable evitar situaciones tensas que supongan un estrés extra a la hora de hablar. Sin embargo, si el menor manifiesta voluntad de hablar en estos contextos, también es importante dejarle hacerlo.
En resumen, es importante no centrarse en el tartamudeo como un defecto y fomentar un ambiente en que el niño se sienta seguro para expresarse con libertad. Los padres y el entorno familiar constituyen una parte esencial en el tratamiento de la tartamudez, de modo que su participación activa es esencial para conseguir los objetivos buscados en cada caso.